

1996
Tercer single extraído del disco "La rebelión de los hombres rana".
Editado por Perro Records en formato CD Single promocional, 1995.
Fabricado y distribuido por EMI-Odeón, S.A.
Tercer single extraído del disco "La rebelión de los hombres rana".
Editado por Perro Records en formato CD Single promocional, 1995.
Fabricado y distribuido por EMI-Odeón, S.A.
Letra y créditos
Letra: Manolo García
Música: Manolo García - Quimi Portet
Manolo García - Voz, coros y percusión
Quimi Portet - Guitarras, teclados, bajo y programación
Antonio Fidel - Bajo, slade-bass
Juan Carlos García - Batería, coros y percusión
Nacho Lesko - Órgano, acordeón, coros y percusión
Enric Canada - Percusión
Pedro Javier González - Guitarra española
Josep Lluis Pérez - Guitarra eléctrica
Lo barro desde el interior,
me digo que no es para mí,
que yo sólo quiero la flor
del tiempo.
No necesito nada más
que el soplo de un amanecer,
que el resto es sólo el humo del incienso.
Duérmete al cobijo de esta tarde,
duérmete al agua de anís,
duérmete al arrullo de la brisa,
duérmete al verde fugaz.
Dime que fue verdad
que hubo un sendero aquí,
que también yo ando perdido.
Como el torero al que abandona su coraje
busco yo a tientas burladeros.
Duérmete con la nana del gitano,
duérmete al verde fugaz,
duérmete bajo un nido de pecados,
duérmete que yo velaré.
Si es que existen, he de encontrar
lenguajes de un mundo que está
dormido entre las hojas de los libros.
Prefiero decir la verdad
si sólo puedo respirar
junto al árbol de las hojas que ríen.
Dime que fue verdad
que hubo un sendero aquí,
que también yo ando perdido.
Cuando el vapor del alma fiera se disipa
queda el torero económico.
Duérmete al cobijo de esta tarde,
duérmete al agua de anís,
duérmete al arrullo de la brisa,
duérmete al verde fugaz,
que yo velaré.
Letra y créditos
Letra: M. García
Música: M. García – Q. Portet
Grabada el 16 de noviembre de 1995
en el Velódromo Luis Puig de Valencia
Lo barro desde el interior,
me digo que no es para mí,
que yo sólo quiero la flor
del tiempo.
No necesito nada más
que el soplo de un amanecer,
que el resto es sólo el humo del incienso.
Duérmete al cobijo de esta tarde,
duérmete al agua de anís,
duérmete al arrullo de la brisa,
duérmete al verde fugaz.
Dime que fue verdad
que hubo un sendero aquí,
que también yo ando perdido.
Como el torero al que abandona su coraje
busco yo a tientas burladeros.
Duérmete con la nana del gitano,
duérmete al verde fugaz,
duérmete bajo un nido de pecados,
duérmete que yo velaré.
Si es que existen, he de encontrar
lenguajes de un mundo que está
dormido entre las hojas de los libros.
Prefiero decir la verdad
si sólo puedo respirar
junto al árbol de las hojas que ríen.
Dime que fue verdad
que hubo un sendero aquí,
que también yo ando perdido.
Cuando el vapor del alma fiera se disipa
queda el torero económico.
Duérmete al cobijo de esta tarde,
duérmete al agua de anís,
duérmete al arrullo de la brisa,
duérmete al verde fugaz,
que yo velaré.