21/10/2011 -  Manolo García: "Mis canciones funcionan en el disco y mejoran en el directo"

 

Manolo García (Poblenou, Barcelona, 1955) regresa con lo que será seguro uno de los éxitos discográficos de la temporada. Los días intactos (Sony) es el título de su nuevo disco, en el que vuelve por sus fueros sin tocar una sola de sus señas de identidad. Lo quiero todo o Un giro teatral son de esas canciones a las que tiene acostumbrada a su fiel parroquia. Temas pegadizos, letras trabajadas, un universo musical en el que el a veces se aflamenca, y una voz en el mismo estado de forma de siempre, es decir, bueno, son suficientes avales para que, unidos a su alto grado de aceptación y número de seguidores se impongan a los tiempos mustios que vive la industria. Él lo recibe con la ilusión y el grado de la veteranía. Porque se ve que el catalán García, el de El Último de la Fila, el también pintor, disfruta de la vida y se las sabe todas.

 

Este disco parece que va a ser un nuevo éxito de Manolo García. ¿Tiene usted también esa percepción? Estoy contento, encantado. Creo que me ha salido un disco redondo, aunque ahora todo es por Internet. Pero sí, creo que se va a poner la cosa calentita, porque el interés y el feeling que noto da la sensación de que va a gustar.

 

Mientras se graba, ¿qué hace uno con las dudas? Yo, en este disco, he procurado sufrir lo menos posible. Hay momentos de dudas, muchos, pero con los años consigues minimizar la situación. Cuando algo te marea, lo dejas. Cuando eres joven no quieres tirar ni una canción.

 

Y al componer, ¿qué se hace con el miedo al fracaso? De 24 canciones he dejado 14 [el disco incluye 16, porque de dos hay un par de versiones]. Mientras compones, piensas muchas veces: «¿Habré dicho todo lo que tengo que decir? ¿Me quedan canciones por hacer? ». Pero miedo al fracaso no hay. Hay la incertidumbre que surge cuando te pones a crear cualquier cosa, como cuando pinto. Hay curiosidad y ganas.

 

De 24 a 14, ¿es tirar muchas canciones? ¿Es dolorosa esa eliminación? Mi hermana es el mejor filtro para mis canciones. Además es muy fría juzgando. Me dice: Esta canción no me dice nada. Y yo le digo: pues a mí sí. Pero no me dora nada la píldora. Muchas veces tiene razón, por eso sus opiniones me valen mucho.

 

En este disco, como en los anteriores, se nota su sello personal. ¿Cómo lo ha conseguido? Mi fórmula es sencilla. Me duró diez años descubrirlo o ponerlo en marcha. Cuando llevaba ese tiempo fue como si cumpliera un plan de estudios. Llevo tocando desde muy jovencito, aprendiendo el oficio. Hacía versiones de Springsteen, o el Linda de Miguel Bosé o el Smoke on the water? Lo curioso fue que después de diez años sin tomar la decisión, no me costó nada hacerlo, desembarazarme de la piel de cover y de copión.

 

¿De qué ha querido hablar en «Los días intactos»? Estoy al tanto de lo que pasa. Y, claro, eso se traspasa a mis canciones, igual que a mis cuadros, por ejemplo. En mi obra intento aportar mi granito de arena.

 

¿Y cómo ve el mundo ahora? El mundo es un culebrón acojonante. Tiene que haber soluciones. Yo he estado en las sentadas que se han hecho estos últimos días porque me interesa la realidad. Porque lo que salga de todo este lío tiene que ser un futuro que valga la pena para los hijos y para los que no los tengan.

 

Otra cualidad que se detecta en este trabajo es la vocación de directo que siempre tienen sus canciones? Eso es muy suyo, ¿no? Sí, es muy mío. Yo Intento que mis canciones funcionen en el disco y mejoren en el directo. Pero es algo que surge y que yo no controlo. Soy un músico popular y se ve que mis canciones están a flor de piel.

 

En «Un giro teatral» dice: «Un hombre cabal he sido que procura no descomponer lo que toca / Un hombre cabal he sido hasta que besé tu boca». ¿Así es la vida de contradictoria? La gracia de la vida es eso. Todos los actores que actuamos en la vida, aunque creamos que controlamos, no controlamos nada. Aunque nos lo digan los de arriba, tampoco. Obama puede? Qué va. Esto es un disparate, que si lo controlan gentes buenas es maravillosa. Y si no?

 

¿Qué música escucha Manolo García, antigua o novedades? Música antigua he escuchado siempre. Ahora tengo la entrada para ir a ver a Wilco, que me apetece mucho. Y sigo muchísimo a José Ignacio Lapido. También me gusta una chica nueva que se llama Ivette Nadal.

 

¿Tiene hijos? En cada ciudad lo intento.

 

Le decía que si tiene hijos por si les recomendaría la profesión de músicos en caso de que así lo quisieran. Mi consejo sería: «Haz lo que te llame más. Haz algo que te apasione y déjalo de vez en cuando».

 

¿Disneylandia no existe ya para usted? Ahora vuelve a existir. Cuando hice la canción, no. Es algo fantasmagórico. Y la ilusión, la inocencia. Intento mantener esa parte infantil.

 

¿Echa de menos los años locos de conciertos con menos infraestructura? No hay añoranza. Para eso está la imaginación. Si antes me iba de copas, ahora toca una buena cena con amigos. Quedas con un amigo que conoces en esa ciudad. Le preguntas: ¿oye, aquella chica que me gustaba? Lo que no puede ser es hacer una gira y pensar: qué coñazo.

 

¿Tiene previsto algo para cuando toque en Galicia? Conocí Galicia cuando hice el servicio militar en Gijón. Hacíamos turismo por el Norte. Y, no es tópico, es de mis sitios favoritos. Me gusta ir a Santiago, por ejemplo. En A Coruña tuve mis noches?

 

Fuente: La Voz de Galicia. Categoría:
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